Maeve Brennan (Dublín 1917 – Nueva York, 1993) nació en el seno de una familia irlandesa, católica, romántica y activamente nacionalista. En 1934, su padre fue nombrado primer embajador de Irlanda en Estados Unidos y toda la familia se trasladó a Washington. Maeve piso suelo estadounidense a los 17 años de edad. Cuando la familia regresó a Dublín, Brennan decidió permanecer en los Estados Unidos y se marchó a Manhattan. Fue colaboradora en la revista Harper´s Bazaar y también en The New Yorker. En está última publicó una serie de magnificas crónicas urbanas, bajo el pseudónimo de «The Long Winded Lady», que son los textos que se compilan en este estupendo libro editado por Ediciones Malpaso, con la traducción de Isabel Núñez.
La ironía de Brennan y su notable humor agudo son notablemente evidentes en sus historias en EUA, ambientadas en el enclave ficticio de la casa de retiro Herbert. Este distrito al norte de la ciudad de Nueva York tiene un parecido sorprendente con el residencial Sneden’s Landing, donde la autora vivió durante algún tiempo después de su matrimonio con St. Clair McKelway, entonces editor en jefe del New Yorker. Yuxtaponiendo las vidas de neoyorquinos privilegiados y sus sirvientas domésticas irlandesas, las historias se concentran en la relación entre ama y doncella. En la casa de retiro de Herbert, apunta, “sólo viven las personas adecuadas”.
Estas «personas adecuadas» están obsesionadas con mantener las apariencias para enmascarar sus inseguridades. Tratan a sus sirvientes domésticos con condescendencia, desdén y burla. Por impotentes que parezcan las sirvientas, poseen la capacidad de burlar a sus empleadores observando de cerca sus debilidades y relacionándolas con “regocijo maligno”. Sus historias exponen sin piedad la superficialidad y el mezquino esnobismo de los habitantes de clase alta de esta comunidad «exclusiva».
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